Pero él sabrá, sabrá que algo va mal. Conoce tu histeria, tu orgullo y tus rayes. Sabe que te hace mal. Sabe que odias el fraude y te cuesta demasiado perdonarlo.
Sabía que te iba a lastimar, pero esta vez debía ser él. Hacer lo que siempre le pediste y simplemente pensar en él.
Te defraudo, sí. Te lastimó, sí. Y ahora aunque quieras no lo podes perdonar.
El problema no fue que te halla lastimado a vos, o que se halla olvidado de todo lo que le dijiste. El problema es que no pensó en él, como le habías pedido. Hizo lo que quería el resto, se lastimó por complacer al resto. ¿Y qué pasaba si algo salía mal? Peor aún de como salió. ¿Alguien se puso siquiera a pensar que si a él le pasa algo tu vida cambiaría drasticamente?
Cuando dije no me faltes nunca, también iba un no me falles acompañado. Hiciste una y arriesgaste la otra. Me fallaste, y eso no fue lo peor, lo peor es que sentí que podías faltarme. Y eso, eso justamente no te lo puedo perdonar.
Y voy a dejar de escuchar a los demás, que me dicen que no fue tanto que tengo que dejar de ser tan sobreprotectora. Por que por escucharlos pasó lo que pasó, por no insistirte más, por no cuidarte y eso es algo que yo no me perdono a mí.
Dame el tiempo necesario para volver a creer que esta vez aprendiste bien.
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