Es tan fácil hacer que no pasa nada. Mirar para otro lado. Nos hacemos los que no sabemos, pero en algún lugar sabemos. Si cerramos los ojos y no vemos las cosas no están, los problemas desaparecen.
Como cuando tenes un muy mal día y te queres ir a dormir. Crees que no viendo no pasa. Pero mañana te vas a levantar y el problema va a seguir ahí.
Y podes vivir tu  vida así, esquivando el problema. Cerrando los ojos y creyendo que desaparece. Pero puede llegar ese día donde la burbuja se pinche y no te quede otra que abrir los ojos. Y hace tanto no veías que la luz te enceguece, no entendes que está pasando. El corazón se te estruja y te empieza a faltar el aire.
Es un dolor tan feo y tan difícil que te preguntas si no era mejor seguir con los ojos cerrados, mirando para otro lado, escondiendo la cabeza bajo tierra como hace el avestruz.. Pero para que haya un cambio tenemos que tener los ojos abiertos, atravesar ese dolor y convertir todo eso feo en algo mejor.
Con los ojos cerrados no solo no vemos el problema, sino que tampoco podemos buscar la solución.
Prefiero atravesar todo este dolor, que va a costar, que va a durar, pero mañana vivir en un día mejor verdadero y no adentro de una cajita de cristal donde tengo los ojos cerrados.