Sin freno

Crecí a las apuradas, una nena caprichosa que lo tenía todo pero siempre quería más. Con los días organizados siempre de ante mano. Lunes y martes ingles, miércoles papá, jueves pileta, viernes italiano, fin de semana por medio se turnan. 
Nunca me supe callar, ni me supieron callar tampoco. Mi boca siempre fue más rápido que mis ideas, y  eso que mis ideas van a mil por hora. Siempre analizando todo un poco más, sufriendo de ante mano por suposiciones sin razones. 
Quiero todo ya, y ya no lo quiero. Siempre quiero más. No sé esperar, ni sé conformarme. No disfruto el hoy por un mañana que tampoco voy a disfrutar. 
Tan meticulosa pero tan desordenada. Vivo en mis nubes pero nunca saco los pies de la tierra. Me cuesta soñar, ir más allá. Esa vocesita en mi cabeza nunca supo hacer silencio. Tiqui, tiqui, tiqui, un poco más, tiqui, tiqui, tiqui, si estás muy feliz seguro no va a durar...
Si el problema tiene solución, ¿por qué preocuparse? Y si no tiene solución, ¿por qué preocuparse?
Vine sin manual, y también se olvidaron del freno. Mi conductor no despega el pie del acelerador. Tiqui, tiqui, no se calla más, tiqui, tiqui, tiqui, sé que no va a parar.
Voy a bajar de los zapatos, callarme un rato, preparar un mate cocido y por el balcón ver la vida pasar... Capaz no esté eso tan mal.