En los últimos tres días aprendí que no se puede confiar realmente en NADIE.
Que siempre pero SIEMPRE va a haber una fisura.
Si por algo, no queres que alguien se entere, mejor callate. En la única persona que realmente podes confiar, teniendo la seguridad de que te vas a enterar si abre la boca, sos vos.
Y no es que todas las personas sean falsas, o de poca confianza. Quizá seas la persona más confiable del mundo y no abras la boca, pero los adolescentes somo así, necesitamos contárselo a alguien, no podemos callarnos. Entonces, qué haces? Vas y lo hablas con la persona de más confianza que tengas que no tenga nada que ver con el tema, por ende, no lo va a contar y si lo hace va a ser a otra persona que tampoco tenga nada que ver y así.
Pero saben qué pasa? El mundo es un pañuelo, y los mocos se enchastran, se agrandan, se achican, se modifican en el pañuelo. Y al final tu secreto lo sabe medio mundo de trescientas maneras diferentes, que probablemente ninguna sea la real.
Y si estás leyendo esto, sabelo, soy una de esas personas a las que le podes contar TODO y NUNCA va abrir la boca, por eso es que te digo, siempre me llegan los secretos de todos. No sé como, no sé por qué, pero siempre me termino enterando.
Y esta semana me dí cuenta que si me entero las cosas es por las fisuras, y esas malditas fisuras me tienen hecha moooooco. Why? Por que sé cosas que no debería saber. Sé cosas que otros no pueden saber. Sé cosas que me contaron personas que no podían contármelas. Y sé cosas que debería contar, para no traicionar, pero si las cuento también traiciono. Es decir, estoy en una posición de mierda, en la que te aseguro, nadie quisiera estar.
Yo y mi bendita moral. Yo y mis benditos códigos de amiga. Saben donde tengo ganas de meterles todo eso?

Por eso si un secreto lo saben dos, ya no es secreto.